El primer libro que publicaré será:

martes, diciembre 13, 2011

ESPERANZA DE VIDA ENTRE LA MUERTE



El buscaba darle sentido a su vida. Encontrar como un detective hasta la más mínima pista que lo condujera hacia el fin mismo de su existencia. Quizás persuadir a muchos de que el mundo era mucho más que la náusea y el caos que imperaba en la mente de la mayoría. Absorto estaba en sus dilaciones mentales, mientras que sus colegas griegas de la isla de Lesbos se reían a carcajadas disfrutando el día de suspensión de una de ellas.
-           ¡Alex! Nos faltó lo más importante para comprar. Por fa ve por la cebolla. Préstame $500, yo te doy éstos –dijo Gabriela mientras mostraba una brillante y reluciente moneda-.
-          Claro, Gabriela. No hay problema. Yo te los regalo. Bueno, los compro para todos. Que sea mi parte para el desayuno y el almuerzo.
Caminó con prisa y también con interés de conocer a profundidad qué servicios pudiera requerir algún día en este nuevo vecindario. Se percató de la realidad imperante. El quería buscar razones parar vivir, pero la muerte lo sobrecogía.  Exagerando un poco, casi que podía decir uno que había más muertos que vivos en la calle, pues a cada lado que miraba había una funeraria distinta, cada cual más sacra y diáfana que la anterior, con carros blindados, ventanas caras y lujosas, mármol por doquier, cámaras de vigilancia y tecnología. Algo sí tenía claro, que esos servicios no los requeriría por mucho tiempo, apenas iba por la cuarta parte de una vida promedio.
Una campanada fuerte y constante rompió su barullo mental, aunque alrededor había un ardiente ritmo de personas, que no dejaban de producir ruido. "Entre cielo y tierra no hay nada nuevo", estaba en lo cierto el autor del Eclesiastés, su impresión era la misma de Alex en el bullicio del centro de la ciudad de Medellín.
Pasó varias calles mientras pensaba tantas cosas. La mente es imparable. Nos sobrecogen cada día 65000 pensamientos. Un bus de Bello casi lo manda para la funeraria, pero en una ciudad grande eso no es raro. Cada día uno se encuentra muchas veces de frente con la muerte. Recuperándose del chorro de adrenalina pasó el parque donde había gamines, mendigos, buseros, vendedores, estudiantes y hasta jugadores de póker. Recordó a su amigo Sócrates, quien una vez le dijo: Lo bueno de la inteligencia es que es portátil; al ver a los jugadores de cartas que se las ingeniaban para divertirse y ganar dinero contando con granos de fríjoles. No obstante, eso no era para él. Seguramente moriría sin aprender a jugar cartas, y eso lo traía sin cuidado.
Al llegar a la revueltería, como le enseñaron a llamar las tiendas de frutas y verduras en su infancia, vio a tres mujeres descuidadas y aparentemente del común que atendían. Su infancia la había olvidado, su mente ya tomaba otros rumbos. Cuánto había cambiado en los últimos años. Hacía tres días leyó asiduamente un intercambio de cartas con Sócrates y su amigo El Ingeniero, y no creía que alguna vez él hubiese sido tan diferente.
-Buenos días, por favor me vende una bolsa de cebollas- ¿Qué tienen de buenos?, pareció leerle el rostro a la regordeta mujer, con cara de cebo y ajos. Ella le mostró la cebolla y le pidió que escogiera, para poder continuar la amena charla con sus colegas.
-Cuando llegamos donde la gamina ya la habían tapado, no pudimos verla. Dijo una sobrepesada mujer con voz de cansancio y aburrimiento.
- La violaron hasta por detrás. No le quedó ni el hueco. Contestó la más rubia de las tres.
- Eso no es nada. Yo sí quiera vi al que atropelló el bus. No le quedó nada armado. Me dieron hasta ganas de vomitar apenas llegué, dijo la gorda, metiéndose un cigarrillo en la boca.
Con esos comentarios ya Alex sorprendido ya no quería ni comer, para qué hacerlo…
Las mujeres seguían su animosa charla, tanto así que avanzando hacia el futuro uno se las podía imaginar como calaveras  fumadoras. El metro pasaba lleno de futuros muertos, hasta las verduras perdían su vida y tomaban un putrefacto color.
Alex escogió las cebollas más gordas y limpias sin tierra que encontró, pagó los $1000 pesos y se propuso emprender su regreso.
-Siempre para servirle. Dijo la rubia bastantona, sacando algo de humanidad, o de hipocresía en las relaciones humanas. Pues lo único que le interesaba era llevarle algo de comer a sus hijos, mantener su hogar, sin importar la labor que desempeñase.
Alex se encerró dentro de sí. Por lo menos en ese lugar sin espacio sus pensamientos tenían sentido. Algo podía hacer para cambiar su entorno. Empezó su camino, dejando un mundo tras de sí lleno de pequeñeces, de impresiones, de impulsos bárbaros y de futuros muertos. El aún tenía mucho qué vivir.


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sábado, noviembre 05, 2011

ANIVERSARIO NÚMERO 5 DE CONCURSO DE MÉXICO!!!



AÑORANDO!!!

Hasta aquí son las fotos del Concurso en Bogotá, Colombia, del miércoles día de la premiación... las siguientes son en México...




Pirámide del SOL!!!!!!!!!! TEOTIHUACÁN, MÉXICO










MEMORIAS:


De todas las reflexiones que me han impactado a lo largo de mi vida, una de ellas, de sin igual trascendencia, ha sido una referente a mi habilidad para olvidar todos los sucesos que me han construido, es decir, si miro hacia mi niñez veo unas lagunas mentales –como si mi mente se empeñara profundamente en borrar todo lo que me hace ser quien soy en la actualidad. No obstante, y sin temor a equivocarme, la experiencia del Segundo Concurso Leamos La Ciencia para Todos, no pasará a la misma suerte que mis anteriores recuerdos, ya que me voy a poner en la tarea de reconstruir los hechos como los recuerdo.

Podría empezar por relatar el clímax de la historia en Ciudad de México, pero lo normal es que las historias comiencen por donde deben. Y así es como voy a proceder.

Hace unos meses, que no quiero recordar, ya sea por su lejanía o por su frialdad, me encontraba divagando por el océano del destino… llevaba meses en mi pueblo, esperando que sucediese algo que me permitiera tener un destino fijo en algún puerto firme. Aún no había pasado a la Universidad, así que la opción pasajera fue estudiar un semestre de mantenimiento de computadores en Medellín, y así me mantenía viajando cada ocho días a la capital. Mi mente parece recordar que por una invitación de la bibliotecaria de mi pueblo, o por casualidad del destino tomé una bitácora de las publicadas por el Fondo de Cultura Económica que reseñaba en qué consistía el Concurso. Creo que mi primera impresión fue pensar que la bitácora estaba muy enfocada en los niños o los jóvenes, debido a la gran cantidad de dibujos que tenía. Sin embargo, leí las bases del concurso y me ubiqué en una categoría.

Pasé algún tiempo, el cual no recuerdo, seleccionando alguno de los ocho libros que había en la Biblioteca Municipal de Entrerríos. Escogí el libro de La Luz por el dibujo de su pasta, el cual me recordaba a Newton encerrado en su parcela viendo un rayo de luz. Y muy enfocado en hacer un buen trabajo consulté el Internet para ver qué era lo que buscaban los jueces, además analicé una definición descargada de la Web sobre reseña crítica –la cual aún conservo-. Debo hacer un agradecimiento muy especial a mis amigos Rubén y Beti Isaza, sin los cuales no sería la persona que soy. Muchas de las anécdotas e ideas de mi reseña han sido recolectadas de deliciosas conversaciones con ellos, bajo la luz de la luna y el manto estelar, o en la sombra de un frondoso árbol, sintiéndonos Uno con el SER.

Me percaté de que mi trabajo cumpliera todas las bases del concurso y aprovechando un viaje a Medellín, un poco preocupado porque el plazo de entrega se aproximaba llevé mi trabajo junto con el de un amigo que también participó -el único que recuerdo que también lo hizo de todo Entrerríos. "Los únicos que disfrutamos las bitácoras"-. Entregué los trabajos a la Biblioteca Pública Piloto y debo confesar que si no fuera porque me llamaron al año de haber dejado la reseña, no me hubiera vuelto a recordar de ello.

Aquí es donde se reanuda la historia. El tiempo pasó y comencé mi primer semestre de Historia en la Universidad de Antioquia a principios del año siguiente, es decir, en enero de 2006. Continuó el semestre y recibí una llamada por los días de mi cumpleaños número diecinueve, la llamada la recibió mi mamá en Entrerríos, la cual le pidió a mi papá que me llamara, diciéndome que había ganado un viaje a Bogotá, que por favor llamara a la Biblioteca Pública Piloto. Yo inmediatamente asocié lo del concurso, sin embargo, no creía que había sido elegido para viajar a Bogotá, no porque mi trabajo no me lo permitiese, sino por el susto del momento, así que llamé y me informaron que en dicho mes: mayo, iba a tener lugar la premiación regional a nivel de Antioquia, pregunté aún un poco confundido si yo iba para Bogotá y me informaron que sí.

Sucedió la premiación regional, y conocí a los otros tres ganadores regionales de la categoría A, C y E; pero debo aclarar que cuando los miré de nuevo en Bogotá no los recordaba… sería por lo emocionante de la premiación.

La organización del concurso me permitió algo que muchos de mis compañeros de estudio, del pasado o del presente; amigos o familiares, no han tenido la oportunidad de presenciar, y a lo que muchos temen: montar en avión por primera vez. Me río aún cuando recuerdo las preguntas de muchos de mis conocidos: "Luis, ¿y no le dio mucho miedo?", "me han dicho que eso se mueve mucho". Y yo les respondía que no, que lo único que tenía cuando hice mi primer vuelo era ansiedad de saber qué era lo que iba a pasar cuando el avión despegase. Supongo que para muchos de los lectores esto que menciono no tiene mayor relevancia, sin embargo, mi argumento a favor es que muchos de los que conozco en mi círculo de influencia nunca han pisado un aeropuerto, ni mucho menos… aspiran algún día volar.

En Bogotá la experiencia fue muy enriquecedora ya que conocimos personas de todo el país, con culturas y acentos muy diversos. Lo que yo les decía para romper el hielo era que yo poseía el acento más normal, a lo que muchos argumentaban que todo paisa era muy buen negociante, supongo que porque yo llevaba a todo lugar mis botones de "Controle su peso, Herbalife, pregúnteme Cómo" o "Trabaje desde su Casa, Pregúnteme Cómo". Durante esa semana conocimos la Quinta de Bolívar, el Museo Nacional, el Museo de Oro, Maloka, la Biblioteca Luis Ángel Arango, entre otros que no recuerdo. Sé que había preparado una Exposición Magistral sobre mi trabajo, la cual no tuvo lugar, porque lo más parecido a ello fue conversar en una mesa redonda con los compañeros de la categoría sobre el trabajo y su proceso.

Ese miércoles de la premiación me fascinó la presentación que nos hizo el Concurso de una película en el Cine Domo de Maloka, experiencia que le recomiendo a todo el que desee visitar Bogotá, porque además de que la película era impactante: su sinopsis era sobre las grandes migraciones –recuerdo con especial gusto las de las mariposas monarca-, la experiencia de un cine de 360 grados es memorable. Entre los casi cuarenta finalistas del concurso se algunas menciones especiales y tercero, segundo y primer puesto, en orden descendente por categoría A, B, C y E, respectivamente. Yo sólo estaba pendiente de mi categoría, y cuando iban en la mención y el tercer puesto de la categoría B, yo decía internamente como por chiste, si tan sólo quedara de tercer o segundo lugar, para que me mencionaran. Antes de decir el primer puesto recuerdo que unos compañeros me decían algo como: "Luis, ahorita que usted nos presentó su trabajo nos gustó mucho y nos parece que usted va a ser el ganador". Y yo sólo me enfocaba en la premiación. Recuerdo pues que me llamaron por mi nombre y salí por el premio.








Regresamos de Bogotá a nuestras respectivas casas con sensación de separación, y no lo digo por hablar poéticamente, sino porque algunos amigos con los que hablé por Internet me lo contaron. Se sentían vacíos y separados, pero eso sucede… y hay que echarlo al olvido.

Cuando regresé a mi casa el 9 de junio de 2006 todos los conocidos me empezaron a preguntar que cuándo me iba para México, y yo les respondía que en Septiembre –pues en Bogotá había escuchado un comentario a no se quién que el viaje era en dicho mes-. Así que se llegó Septiembre y Octubre, y parecía que el viaje nunca se llegaría. Continué con mi amigo el Internet buscando información sobre el viaje, y en una de tantas pulsaciones del teclado encontré una blog o página personal de una emisora del estado mexicano de Morelia, en la cual participaban con sus comentarios algunos ganadores de dicho estado. Sin embargo, llegó un momento en el cual dicha página no volvió a cargar, hasta que recibí una llamada de Bogotá en la cual me informaban las fechas del viaje y el papeleo necesario para la visa y lo demás.

Se llegó el día de viajar de nuevo a Bogotá y en esta ocasión yo ya sentía que llevaba todo la vida viajando en avión, lo digo porque la primera vez que viajé a Bogotá fue en una noche en un ómnibus –como decía una amiga cubana que conocí en México, refiriéndose a lo que nosotros llamamos bus-, viajando como ocho o diez horas, en las cuales no pude dormir nada en ninguna posición. El viaje fue un jueves, y al día siguiente teníamos la cita en la Embajada de México para pedir la Visa de Turista, para tan mala suerte que el Embajador de México estaba fuera del país, y la señora que nos atendió… resumiendo… nos dijo que como no cumplíamos los requisitos para el documento y que como ella no sabía nada del concurso, simple y llanamente teníamos que volver otro día con cita para la Visa. Nosotros nos quedamos todos pasmados, ya que ahí morían las esperanzas, pues ese domingo siguiente era el viaje, y yo pensé que en México no iban a suspender el viaje de 150 ganadores por nosotros no asistir. Lo bueno fue que Liz, la representante del concurso llamó inmediatamente al Gerente del Fondo de Cultura Económica, el cual llamó al Embajador, y éste último a la encargada de las Visas, -antes de tan mala actitud- no más le tocó sonreír y decir que ya recordaba nuestras Visas.

Ese sábado siguiente estuvimos en Mundo Aventura montando en todas las atracciones mecánicas del parque, finalizando con los perros calientes más deliciosos que habíamos probado en nuestras vidas.

Al día siguiente estuvimos en el aeropuerto muy madrugaditos para emprender el viaje, como tres horas antes de la salida. Recuerdo del aeropuerto el delicioso olor del café colombiano, el cual me hizo recordar que las panaderías tienen horas pico en las cuales activan los olores para que uno se antoje, y allí todos esos pasadizos hacia el avión olían a puro café colombiano, ¡qué olor! Muy diferente al sabor del café mexicano que nos dieron en el avión. Después de revisarnos hasta los dientes volamos hacia México. El día estuvo espléndido, de esos días en que uno se siente Uno con el Ser, como lo digo en mi reseña. El único error que cometí ese día fue no haber pedido ventanilla para poder mirar todo el paisaje alrededor que nos engullía. Lo único que perdonó mi error fue que Liz cambió conmigo de puesto durante media hora, en la cual me pude deleitar sintiéndome pequeño respecto a los 12.740 kilómetros de diámetro terrestre. Otra cosa que haré en un próximo viaje es investigar por qué ciudades pasa el vuelo, ya que en Centro América me percaté de una ciudad grandísima al lado de un lago, y no supe hasta mucho después del viaje. Ya faltando como una hora de vuelo me di cuenta que el terreno había cambiado por completo, no habían casi montañas, de vez en cuando un volcán y se podía uno percatar que el hombre ya había puesto sus "manotas"… no como en mi país, que el suelo era verde, sino árido, y amarillo.

La emoción fue mayúscula cuando el Piloto del avión anunció que íbamos a descender, y la tristeza también lo fue al mirar el color de las nubes y la troposfera: un color característico de la polución y la contaminación. No obstante, ello se me olvidó inmediatamente al sentirnos en México. No podíamos creer que estuviéramos en el país Azteca, inclusive nos quedamos unos minutos sentados antes de hacer "cola" –como decían los mexicanos- para ir a inmigración. Seguidamente pasamos a la fila al lado de una asiática gringa, con la cual entablamos una simpática conversación pasajera en inglés, a veces nos entendíamos y otras veces no. Luego pasamos por nuestras maletas y empezamos a ver cosas raras en las vitrinas que nos afirmaban que estábamos lejos de nuestra Colombia, y los policías de aduana nos revisaron hasta dientes, y nos mirábamos embelezados sintiéndonos "raros" por nuestro acento.

Otras impresiones en Ciudad de México fueron las vallas publicitarias más grande que los edificios que las cargaban a diestra y siniestra, los grafitis en todas las paredes y los puentes tan grandes que se alzaban como colosos sobre las avenidas. El conductor que nos llevaba al hotel nos dijo que la publicidad fue lo que más asombró a los cubanos, ya que en su sistema: construcción del socialismo –como nos corrigió un amigo cubano- parece que no había publicidad.

El hotel era majestuoso y en su primer piso o Planta Baja, como lo enumeraban vimos una cultura distinta a la nuestra, debido a los altares que los mexicanos tienen a sus difuntos. Había calaveritas de dulce, frutas, obsequios, presentes y otras cosas en su culto a los muertos. Ese domingo en la tarde pasé varias horas en la habitación tratando de descifrar lo que me decía mi compañero de habitación de Mérida, Yucatán, que hablaba en un mexicano más distinto a los otros. De él recuerdo la cordialidad y la amistad mexicana. Otro rato de esa misma tarde me lo pasé sin saber qué hacer…no sabía si desempacar mi maleta, o mirar por la ventana hacia el Centro Comercial del frente o enloquecerme, me sentí muy raro, es una sensación no agradable que no sé cómo describir. Bueno, pero la impresión se fue esa misma tarde que pasamos al Centro Comercial del frente, para aprender todo lo que pudiéramos saber sobre este nuevo mundo. El dinero, la gente, el acento, las comidas… todo era raro para nosotros, pero lo peor era que los raros éramos nosotros.

Esa misma noche del domingo fue la Cena de Bienvenida, aunque nos la imaginábamos más protocolaria, sin embargo, fue de nuestro gusto, pues fue la primera impresión culinaria del viaje. Yo por ejemplo, me serví mucha comida de toda la que nos exhibía el buffet, no obstante, luego me propuse seguir haciéndolo pero una cucharadita pequeña de cada cosa. Y esa misma noche recibimos nuestra primera enseñanza mexicana, ellos llaman a las tres comidas del día: desayuno, comida y cena, a lo que nosotros llamamos desayuno, almuerzo y comida, aunque la comida sí la asociamos también con cena, puesto que muchas de nuestras novelas en Colombia son producciones mexicanas. Al final de la semana ya asociábamos comida con almuerzo y hasta nos expresábamos con éste primer término.

Ese lunes visitamos en la mañana Los Pinos, donde vive el presidente mexicano Vicente Fox, y esa tarde los de Colombia nos fuimos para Xochimilco para sentirnos más mexicanos, mientras que los otros concursantes se fueron a cambiar unos bonos de dinero de su premiación. Esa misma tarde, como a las 6:30 visitamos el imponente Edificio Matriz del Fondo en México, junto la librería y la biblioteca.

El lunes en la mañana, después del desayuno, esperando el ascensor, nos hicimos súper amigos de un biólogo mexicano muy especial, el cual nos adoptó durante toda la estadía en Ciudad de México. Adrián nos sirvió de guía durante todos los recorridos y gracias a él nos llevamos una muy buena impresión de la gente.

Al martes siguiente fue la premiación del concurso, tanto nacional como iberoamericano. Recuerdo especialmente las pinturas de Diego Rivera, y las asocio con las del Maestro Pedro Nel Gómez. Luego de la premiación visitamos el Centro de México, la Catedral, la Virgen de Guadalupe, Tenochtitlan. Esa misma tarde estuvo programada una visita a la Imprenta y también visitamos Six Flags, y nos montamos en los juegos mecánicos más grandes de toda Lationoamérica. La adrenalina fue increíble.

Al día siguiente, muy temprano en la madrugada, como visita de los de Colombia y Adrián, montamos en el metro de México D.F… me dejó apabullado comparándolo con el de mi ciudad: Medellín. También visitamos la UNAM (Universidad Nacional Autónoma de México , la más grande del mundo), algunos lugares que no estaban programados en las visitas del Concurso, como la Torre de la Rectoría y la más espectacular Biblioteca que haya conocido; sus dibujos externos la hacen única. Me impresionó mucho que tuviera rutas internas de buses por toda la Ciudad Universitaria.

El miércoles en la mañana visitamos el Jardín Botánico de la UNAM, en donde pasamos en menos de cinco minutos de los bosques andinos, a la selva tropical en el invernadero, e inmediatamente a los áridos desiertos mexicanos. Y me impresionó mucho saber que en 15 años si México continúa utilizando sus recursos hídricos como lo ha hecho se va a quedar sin agua, seguido por todos nuestros países. Además conocer los datos estadísticos de la cantidad tan exorbitante de frutas y verduras que consumían los antepasados mexicanos diariamente, y a las cuatro que actualmente hacen parte de su dieta. Además de las plantas que se están extinguiendo. Esa misma tarde visitamos Universum, algo así como Maloka en Colombia, un lugar donde la Ciencia, la Investigación y la Tecnología van de la mano.

El día siguiente fue el más impactante de toda la semana. Las pirámides de Teotihuacan, Patrimonio de la Humanidad. Es difícil de describir: imponencia, altivez, desarrollo, ciencia, en fin… me quedo corto para contar lo visto. Nos parecía increíble que antes del Encuentro entre América y Europa, existieran ciudades tan gigantes, tan desarrolladas, con canales perfectos para la evacuación de las aguas negras, cuando en Europa no los tenían. Además nos impactó ubicarnos en pirámide de la luna con una brújula y medir la precisión con que los antepasados habían construido las pirámides, la pirámide del sol hacia el oriente y todas las otras exactamente ubicadas. Ese jueves en la noche hicimos una Fiesta de despedida en donde recogí un 30% de los correos electrónicos de los ganadores del concurso a nivel Iberoamericano, hubo baile, comida, fiesta, etc. La comida estaba exquisita porque fueron enchiladas, tacos, burritos, comida picante, y una sopa muy rara de calabaza, que me dijeron que tenían que cortarla a las tres de la madrugada para que diera el punto, o el sabor. Ya sentíamos la proximidad del regreso y eso nos asustaba.

Al día siguiente la despedida con todos los ya amigos fue triste. El vuelo de esa tarde fue más relajado: dormimos, comimos –bueno, almorzamos como se dice en Colombia-, miramos por la ventana, vimos cine, tomamos fotografías, brindamos, practicamos inglés con unos niños afro descendientes americanos que iban hacia la isla colombiana de San Andrés a visitar a su abuela, pero no sabían nada de español, etc.

Para finalizar, esa fue la experiencia que nos regaló el Fondo de Cultura Económica y su Concurso. Ya sólo queda esperar a reencontrarnos en México en dos años en el próximo Concurso en donde ya puedo participar en la Categoría C de Ensayo, y decidirme por cual de éstos 15 libros físicos leo o éstos 47 libros de la colección que tengo en CD.

Por último, espero que estas 749 fotos que tomé nunca me hagan olvidar la experiencia.


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sábado, octubre 01, 2011

DEMOCRACIA EN LA UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA



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jueves, septiembre 01, 2011

¿A DÓNDE LLEGARÁ EL ACCESO RESTRINGIDO A LAS UNIVERSIDADES DE MEDELLÍN?


Desde hace un par de semanas he estado en la búsqueda de cabos sueltos para escribir un artículo interesante para la Universidad de Antioquia, tratando de estar despierto también en mi búsqueda personal del Ser y la Verdad. Y como el Universo conspira permanentemente, siempre está ahí bombardeándote de todo lo que pides, como un genio misterioso que nos dice: “Tus deseos son órdenes. Lo que pides así será”; me puso de frente las circunstancias que necesitaba. La ciencia lo llama leyes físicas, los pseudocientíficos lo llaman ley de la atracción. Yo por mi parte, sin definirlo trato de aprovecharlo, mientras que algunos estudian las raíces otros cosechan los frutos.
La semana pasada me dirigí hacia el Archivo Judicial de Antioquia, de la Universidad Nacional para hacer un trabajo de historiografía. El objetivo es investigar procesos judiciales de pleitos amorosos o amancebamiento a finales del siglo XIX en Medellín. No obstante, no fue tarea fácil; y no sólo por la intrincada caligrafía de los escribas judiciales hace 125 años, sino también por el difícil acceso de las personas a las universidades del país. Mientras que el internet libre apertura su acceso a cualquiera, y como en el caso de Wikipedia todos aportan a formar el conocimiento, contrariamente las Universidades de Colombia, cada vez cierran más sus puertas. Nombré por internet libre al que uno paga en su propio hogar, no al restringido y cerrado de las universidades de Antioquia y Nacional cuando se accede a la red Wi-FI, sí es que se logra pasar el filtro o proceso de loggeo.
En la portería de la Universidad Nacional dos guardas de seguridad se debatían entre su desempeño laboral y la humanidad. ¿Dije humanidad? No existe tal concepto cuando de ello depende tu empleo.
Mientras que aquí en Colombia se restringe cada vez más el acceso en las porterías de las universidades con sistemas electrónicos de seguridad en otros países se conciben estos centros de conocimiento como parte de la ciudad. Es el caso de la Universidad más grande del mundo –como me dijeron en 2006- cuando tuve la oportunidad de visitar el Campus de la Universidad Auntónoma de México (UNAM). Cuando accedes a su Alma Matter te sorprendes de que no existan mallas de seguridad tipo cárcel que cohesionan el conocimiento de estas barreras físicas hacia adentro, y que extrañamente, a mis ojos, todo sea parte de un todo donde cualquiera puede acceder sin demostrar que es segura su permanencia en las instalaciones. Además, sin ser estudiante del campus puedes montarte en cualquiera de las 4 rutas internas de buses sin pagar un solo peso. Ese día en noviembre de 2006 quise algún día tener la oportunidad de regresar con más tiempo, quizás con una beca, a conocerla más a fondo o estudiar allí.

¿Hasta dónde se justica la seguridad en las Universidades del país?

Sí las universidades se mantienen con los impuestos que aportamos y el dinero común, y sí son centros de conocimiento público abierto a cualquiera, entonces por qué tengo menos derecho a entrar a la Universidad Nacional que dos extranjeros. Precisamente ese día en que no aparecía en la lista de estudiantes de Historia de Colombia II, por ser parte del curso de Colombia IV, se presentaron dos jóvenes turistas, aquellos que piensan que vienen a una selva, vestidos como para cacería en África. Un guarda de seguridad le pidió a la guarda que me atendía, mientras que ésta trataba infructuosamente de comunicarse con un superior, el consentimiento para que ambos pudieran entrar a conocer dicho Templo del Conocimiento. Yo por mi parte me decidía a escribir esto. Cuando menos lo esperé, estos ciudadanos del universo ya no estaban, quizás estarían sorprendidos hablando de los avances en arquitectura del tercer mundo, o de los murales vandálicos que abundan en el mundo universitario al límite del anarquismo, de los que trataré en mi próximo artículo. ¿Cómo es posible que dejen entrar dos turistas extranjeros por la misma portería en la que a mí, colombiano, no me dan el permiso?
Por último, sueño una Universidad abierta a la ciudad y al mundo, un espacio físico que haga parte de la ciudad sin necesidad de mallas, donde cualquier ser humano pueda entrar sin inseguridad.
Para terminar mi interpretación de los hechos les dejo el consejo que me dieron a mí para entrar toda esta semana a la Nacional, hay que solicitar en la Universidad de Antioquia una autorización de préstamo interbibliotecario para ir a la Universidad Nacional sin ningún inconveniente,
Hace 5 años cuando inicié la Universidad, uno podía entrar a la Nacional, a la de Antioquia, a EAFIT y a la de Medellín simplemente diciendo que iba para la Biblioteca o con la excusa de conocer. Se confiaba en la palabra. El ser humano no ha cambiado, es el mismo que hay desde el origen de los tiempos: pícaros, vándalos, honestos, humildes, normales. ¿A dónde llegará la seguridad?

También en:
http://www.udea.edu.co/portal/page/portal/bActualidad/Principal_UdeA/UdeANoticias/Opinion/ABE776426EFA91ACE04018C8341F2951





lunes, agosto 15, 2011

RESEÑA DE FLORENCIO CONDE, JOSÉ MARÍA SAMPER AGUDELO


Nombre: Luis Fernando Gil Monsalve

Materia: Historia de Colombia IV

Universidad de Antioquia

Departamento de Historia

Facultad de Ciencias Sociales y Humanas

Documento: Samper, José María. “Florencio Conde. Escenas de la vida colombiana” Bogotá, Imprenta de Echeverría Hermanos, 1875.

Jose María Samper Agudelo se propone ejemplificar su ideal de espíritu democrático y progresista en la nación, de acuerdo con la ideología liberal o un modelo conservador progresista. El período tratado en su novela es entre 1813 y 1852, época en la cual él junto con otros intelectuales proponían las bases de la futura nación colombiana. El texto está dividido en dos partes: la primera, la conquista del negro liberto Segundo Conde de su riqueza a través del trabajo y su posterior matrimonio con la hija blanca de un general de la independencia; y la segunda, la conquista de su hijo de una posición social importante con dedicación y estudio. En dicha obra el autor cuestiona los pensamientos jerárquicos de las clases sociales altas de la sociedad bogotana del Siglo XIX y muestra su fe en el cambio y en el progreso.

El autor se propone lograr un nuevo clima de modernidad en la floreciente nación, oscurecida por las ideas del virreinato; proponer una sociedad sin diferencias de clases y razas con un mismo espíritu democrático y por último, y no menos importante, educar con las “novedades” de Europa al pueblo ignorante. De esta manera, desde muy joven empezó su vida política haciendo parte activa en grupos políticos nacientes.

El primer objetivo lo concibe basado en la educación del pueblo a través de la literatura y el periodismo, generando expectativas y deseos de importar ideas de Europa. De esta manera, dedica un buen espacio en el texto para describir en el libro los viajes que hizo Florencio Conde, “el mestizo noble” características intelectuales, físicas y sociales de la Europa de la época. Así se propuso generar interés en sus lectores por todo lo malinchista, o propio de una cultura ajena a la propia.

El segundo objetivo del autor es una invitación tácita a vivir en una sociedad democrática sin diferencias sociales, económicas o políticas. Por lo anterior, dedica todo su esfuerzo en producir un estilo interesante para describir con lujo de detalles las contradicciones de un mundo con clases: así, Duques sin Ducados, Marqués sin marquesados y Condes sin condados. Muestra en su descripción el contexto general de la vida minera en Antioquia, las relaciones familiares entre esclavos y amos y de vez en cuando aprovecha momentos del texto, escogidos previamente para expresas sus ideas personales sobre una época particual, sobre un problema a resolver, etc.

Finalmente, su objetivo de educar y moralizar al pueblo se muestra en los ejemplos a través de la historia de los héroes principales del libro, Segundo y Florencio Conde, que bien pudiera para la época ser digno representante de cualquier mulato. Claramente se ve el concepto de educación que quería implantar el autor a sus lectores: la libertad personal y el espíritu democrático como fundamento de la sociedad.

Para el autor, la tesis central del libro es cómo el mestizaje puede ser usado como medio para lograr la democracia en la naciente república. Por ende, la nación colombiana como espejo de hispanomérica, estaba llamada a establecer procesos e instituciones que busquen el cruzamiento de razas, para encontrar pacificación y concertación política. De ahí la importancia de la educación en el desarrollo de nuevas formas de gobernar.

El libro es un tesoro invaluable de palabras, conceptos e impresiones de lo que pensaba hace casi 150 años el común de la población neogranadina, en un contexto religioso, social y político.

El texto está dirigido al público en general, obviamente para la época es anacrónico decir que el pueblo podía tener acceso libre a su lectura. Más bien está dedicado a la sociedad intelectual neogranadina y de Hispanoamérica. No obstante, la dedicatoria la hace al Doctor Rafael Núñez, el cual fue Presidente de la República.

Particularmente, la novela fue un proceso entretenedor e interesante de construcción de la forma de pensar de los mulatos del Siglo XIX. Me permitió acercarme más a los procesos intelectuales por los que pasaron los sabios de la época para darle solución a los interrogantes existenciales predominantes. El lenguaje fue interesante y muy simpático.

Para finalizar, el autor supo conectarme sentimentalmente con su historia, su pensamiento y su época. Sufrí y viví emocionalmente las situaciones propias de la locura humana, creerse dueño de la vida de otros seres humanos. Como estudiante de historia, me muestra la forma entretenida en que puedo compartir las interpretaciones de la historia a través de un cuento, con propósito y enfoque.

sábado, julio 30, 2011

Reflexiones de Feria de Flores en Medellín, Julio 30 de 2011





















Esta mañana me desperté con dos ideas espectaculares para futuras novelas, o eso piensa uno de sus propias ideas, quién sabe...

Una fue una escena vívida y contrastante entre muerte y vida, amistad y pasión, deseo y miedo... por lo menos tomé la precaución de apuntarla aún medio dormido en un cuadernillo de ideas frescas que mantengo conmigo.
La otra fue más bien un sueño o pesadilla ficticio, en donde unos extraterrestres, muy humanoides, por cierto; invadían la tierra y nos atrapaban a mí y a un tío, de los menos allegados (quién sabe por qué lo llamé al sueño) y todo el efecto que ello producía en mí. Creo que en cine se vería especular, y la trama gustaría al público en general.

Ayer, mientras llegaba al trabajo, me percaté de que en la estación de metro donde me bajo había a mano derecha saliendo, por todo el puente peatonal que cruza la Avenida, unos palos metálicos pintados de gris, que sumados al muro miden más de 2 metros. Aunque estaba cogido de de la hora para entrar me pregunté por ellos, sin embargo, habiendo tantas cosas en qué pensar, olvidé el interrogante por completo hasta hoy en la tarde, que volví a pasar en pleno desfile de caballos y borrachos -futuros ebrios un par de horas luego- descubrí para qué era. Realmente me sorprendió su oficio.

Resulta, que se presume... hasta que no se demuestre lo contrario, que todo usuario del tren portador de la "Cultura Ciudadana Metro", es un comunicador social en potencia y que seguramente al ver pasar los desfiles de la Feria de las Flores en la Carrera Ochenta se quedará mirando por el muro, haciendo taco e impidiendo el flujo normal de personas. La verdad, me sentí aludido, seguramente mi caminar hubiese sido más despacio sí no hubiese estado ahí el muro plástico de más de 2 metros de altura.

Soluciones ingeniosas para una ciudad en movimiento... ¿la Cultura Metro se quedó en el tren?

Aún entendiendo lo anterior no deja de sorprenderme la "confianza desconfiada" de la que somos partícipes el común denominador de la población paisa, cuando viajo a la ciudad de Bogotá y me sorprendo -no sé sí positiva o negativamente- respecto a una tradición bogotana. Cuando uno se monta a un bus por la parte trasera manda el dinero al conductor de persona en persona hacia éste, y él envía la devuelta de la misma manera hacia atrás. Todo mundo lo hace. Es común allá... mientras que en Medellín nunca he visto algo parecido, creo que nunca lo habrá...
Me doy por bien servido por haber tenido la oportunidad de contrastar aspectos parecidos en 3 capitales del mundo: Caracas, Quito y México -bueno, 4 con Bogotá-. Y en ninguno de sus autobuses u ómnibus(Ecuador) hay seguridad en la puerta, para contar a los pasajeros, con la intención de que los conductores no roben a los dueños de los camiones....

martes, mayo 10, 2011

PENSAMIENTOS SOBRE EL TÉ VERDE


Hoy estoy bloqueado. Siento una necesidad íntima de escribir, que más parece una obligación con la sociedad. He perdido muchos años de escritura. Ya parece no gustarme. Pero tengo una deuda, y como tal debo ponderarla.

Una parte de mí busca excusas para no proceder. Y ese espíritu ansioso desea manifestar su deseo en mi fisiología. Cuánto daría por tomarme un té caliente, una fuerte y profunda infusión. El té verde contiene antioxidantes que combaten algunos tipos de cáncer, y la verdad, aunque esto no fuera mi cuerpo ya lo pide a gritos.

Hace unos minutos, salí al solar de mi casa buscando alguna hierba aromática para beberla en infusión, pero no encontré ninguna. Vino a la mente la idea del agua hervida, pero ella no quiere que yo la beba. No tiene sentido hacerlo, es sólo parte de mí, y también de ti.

Podría optar por hervir las flores de la Virgen del Carmen, unas bellas astromelias, o quizás las hojas del jardín de mi madre, pero no quiero sus regaños, y estoy seguro que sí fueran comestibles, la humanidad ya me lo habría avisado, aunque de esto último no estoy muy seguro.

¿Será que el té tiene poder para inspirarme? ¿Se habrán escrito grandes obras en oriente, o con tanta globalización, ya en occidente, bajos los efectos de un caliente y rico té? Por sí las moscas, acabo de limpiar una ramita de apio que encontré en mi solar, y la puse a hervir con un poco de agua, como para una porción. No sé sí la hoja se le agrega ya o apenas hierva el agua, yo la adicioné ya.

Disfruté muchísimo esta infusión de apio. Me han dicho que es buena para el estómago y para la digestión.

¿Qué escribo? Aportes de mayo...

A veces estamos más presentes, más despiertos y con un alto grado de sensibilidad frente al existir. Lo anterior implica la otra cara de la moneda: ausencias prolongadas y atrofia sensitiva. El universo envía orden tras orden; instrucciones permanentes y consecutivas que indican que algo ha cambiado, que algo se debe modificar. Y nosotros acostumbrados a seguir ahí… tácitos y espontáneos.

Para algunos se hace más fácil y llevadera su vida. Al parecer nada les preocupa ni mortifica, y parecen un perro blanco, cuyos años van pasando y sólo se dejan llevar plácidamente por la vida.

¿Por qué encendí la computadora para escribir? ¿Por qué sentí repentinamente la necesidad de volver a mis escritos? ¿Qué era lo que quería expresar? Definitivamente hubiera sido más fácil seguir distraído frente al televisor, dopando mi conciencia con películas que hablan de otras vidas, otras perspectivas y otros horizontes.

Hace una semana empecé a agradecer a Dios varias veces al día, y con gran fervor, sin embargo, poco queda de esa obligación. Quisiera mantenerla, pero se me hace difícil. Aquí yace el problema de escribir, puesto que hasta hace dos renglones lo escrito, a mi parecer, podría ser público en un blog, no obstante, reconocer mi falta de hábitos de oración dificulta el asunto.

¿Qué sentido tiene el escribir estas palabras, sí quizás escritores de mayor envergadura ya aportaron respuestas a mis “descubrimientos”?

Mientras escribo estos aportes, miro mi pequeña biblioteca personal viendo las diferentes manifestaciones del espíritu humano en tomos, tamaños, temáticas, lenguas, religiones, precios, etc. Todos los autores tuvieron un objetivo general para comunicar su punto de vista, el mío aún no lo hayo, tengo uno específico y es publicar algo en mi blog. Espero que esto sirva.