El primer libro que publicaré será:

martes, mayo 10, 2011

PENSAMIENTOS SOBRE EL TÉ VERDE


Hoy estoy bloqueado. Siento una necesidad íntima de escribir, que más parece una obligación con la sociedad. He perdido muchos años de escritura. Ya parece no gustarme. Pero tengo una deuda, y como tal debo ponderarla.

Una parte de mí busca excusas para no proceder. Y ese espíritu ansioso desea manifestar su deseo en mi fisiología. Cuánto daría por tomarme un té caliente, una fuerte y profunda infusión. El té verde contiene antioxidantes que combaten algunos tipos de cáncer, y la verdad, aunque esto no fuera mi cuerpo ya lo pide a gritos.

Hace unos minutos, salí al solar de mi casa buscando alguna hierba aromática para beberla en infusión, pero no encontré ninguna. Vino a la mente la idea del agua hervida, pero ella no quiere que yo la beba. No tiene sentido hacerlo, es sólo parte de mí, y también de ti.

Podría optar por hervir las flores de la Virgen del Carmen, unas bellas astromelias, o quizás las hojas del jardín de mi madre, pero no quiero sus regaños, y estoy seguro que sí fueran comestibles, la humanidad ya me lo habría avisado, aunque de esto último no estoy muy seguro.

¿Será que el té tiene poder para inspirarme? ¿Se habrán escrito grandes obras en oriente, o con tanta globalización, ya en occidente, bajos los efectos de un caliente y rico té? Por sí las moscas, acabo de limpiar una ramita de apio que encontré en mi solar, y la puse a hervir con un poco de agua, como para una porción. No sé sí la hoja se le agrega ya o apenas hierva el agua, yo la adicioné ya.

Disfruté muchísimo esta infusión de apio. Me han dicho que es buena para el estómago y para la digestión.

¿Qué escribo? Aportes de mayo...

A veces estamos más presentes, más despiertos y con un alto grado de sensibilidad frente al existir. Lo anterior implica la otra cara de la moneda: ausencias prolongadas y atrofia sensitiva. El universo envía orden tras orden; instrucciones permanentes y consecutivas que indican que algo ha cambiado, que algo se debe modificar. Y nosotros acostumbrados a seguir ahí… tácitos y espontáneos.

Para algunos se hace más fácil y llevadera su vida. Al parecer nada les preocupa ni mortifica, y parecen un perro blanco, cuyos años van pasando y sólo se dejan llevar plácidamente por la vida.

¿Por qué encendí la computadora para escribir? ¿Por qué sentí repentinamente la necesidad de volver a mis escritos? ¿Qué era lo que quería expresar? Definitivamente hubiera sido más fácil seguir distraído frente al televisor, dopando mi conciencia con películas que hablan de otras vidas, otras perspectivas y otros horizontes.

Hace una semana empecé a agradecer a Dios varias veces al día, y con gran fervor, sin embargo, poco queda de esa obligación. Quisiera mantenerla, pero se me hace difícil. Aquí yace el problema de escribir, puesto que hasta hace dos renglones lo escrito, a mi parecer, podría ser público en un blog, no obstante, reconocer mi falta de hábitos de oración dificulta el asunto.

¿Qué sentido tiene el escribir estas palabras, sí quizás escritores de mayor envergadura ya aportaron respuestas a mis “descubrimientos”?

Mientras escribo estos aportes, miro mi pequeña biblioteca personal viendo las diferentes manifestaciones del espíritu humano en tomos, tamaños, temáticas, lenguas, religiones, precios, etc. Todos los autores tuvieron un objetivo general para comunicar su punto de vista, el mío aún no lo hayo, tengo uno específico y es publicar algo en mi blog. Espero que esto sirva.