¡Ahí no estoy!...
en ese féretro yerto y frío…
¿No me ves?
¿No me sientes en el canto de los pájaros?
Estoy presente en el viento que te roza…
En las flores que dejaste a tu paso
mientras llorabas a mi cuerpo inerte,
de camino al campo santo.
¿Cómo puede morir el sentimiento que compartimos?
¿Esa conexión de las almas en comunión?
Sigo presente en las primeras palabras
del bebé que se despierta,
en los trinos dulces del gorrión en la mañana…
en las sazonadas frutas que hoy sostienen tu existencia bruna.
Me comuniqué contigo como
onda sobre olas en el mar;
cuando sientas la arena bajo tus pies,
e intempestivamente se acelere tu corazón,
ante el inminente renacer del sol,
mientras muere en el vetusto océano,
¡ese soy yo! ¡Ahí estoy contigo!