De las crepusculares lunas yuxtapuestas en tu espacio,
De los angelicales niños que juegan en el parque
Que no verás crecer ante el sabio magnolio de bellas flores.
Cuando regreses convertido en un recuerdo
No oirás la fuente milagrosa donde beben las palomas,
Ni verás el verde primoroso allá en el cementerio,
Serás la dulce miel que nutre al mirlo en la guayaba roja.
No escucharás jamás el tañir de las campanas,
Llamando a congregar al pueblo servicial,
Dos bustos elocuentes miran la señora madre
Que te acompaña en tu dolor con lágrimas tornasol.

Llorarán bruñidos los sauces en la quebrada,
Ya no correrás augusto por la vereda,
El agua cristalina regresa a la fuente,
Y una tarde, florecerás rosado, [en la rosa].
Los girasoles dorados ante las rutilas estrellas,
Perderán su rumbo una tarde fría. Caninos silenciosos
Moverán su cola, pues oliendo en el pólen aromático
Te percibieron tanto tiempo ha, llorando, ahí sentado...
Florecerá mil noches y una noches, la amapola...
Cantará infinidades el ruiseñor en tardes sonrosadas,
Despertará dorado el guayacán en un éxtasis bendito
"Adiós", dijiste una tarde borroscosa. -Eres historia.
16 abril 2016. Vereda El filo. Doris Tobon. |
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