El primer libro que publicaré será:

lunes, diciembre 22, 2014

Pesebres navideños

lunes, noviembre 10, 2014

Agradecimiento

MENSAJE DE CUMPLEAÑOS 25, Luis Fernando Gil, 19 de mayo de 2012

¿Q
ué diferencia un año de otro? ¿Cuál es la razón para que celebremos cada vuelta de esta nave espacial en la que vamos a 108000 kms por hora por el espacio, alrededor de nuestra estrella solar? 
Relativamente es muy poco... una vida humana equivale a unas 70 vueltas espaciales en la tierra... quiere decir también el anterior planteamiento, que ya he usado una tercera parte de mis vida -suponiendo que muera de vejez- básicamente en aprender conocimientos prácticos para ahora sí, expresarme exponencialmente y llegar a descubrir-con su ayuda, como Sherlock Holmes, las pistas o conexiones del universo- para ser todo lo que puedo ser y alcanzar mi máximo potencial, para que dejemos un camino a quien venga tras de nosotros...
Cada 4 años, se renuevan los 100 trillones de células que tengo... los millones de átomos que conforman mi estructura física el día de hoy no existían a mis 20 años, cuando iba por la cuarta parte de mi existencia... Es decir, no tengo ni una partícula del bebé que algún día fui... y sin embargo, a pesar de que no soy materia, tengo recuerdos y vivencias de hace más de 10 años... por una extraña razón los recuerdos anteriores me abandonan... Ya no tengo ni un quark del Luis Fernando que fui a mis 14 años cuando escribí mi primera novela, no obstante, sigo siendo el mismo Luisfer... en versión mejorada... como el vino añejo que mientras más se fermenta más dulce está...
Cumplir un Cuarto de Siglo es un Prodigio... de los 100 millones de seres humanos que en el mundo han nacido más de la mitad murió sin lograrlo... ¿sabemos de ellos? ¿Han dejado vestigios? ¿Son históricos? ¿Vale la pena intentarlo?
Hoy día nos encontramos reunidos en comunión para celebrar una vuelta más... una Gran Oportunidad para compartir conocimientos, alegrías y muchos éxitos...
A lo largo de mi vida he estado rodeado por muchísimas personas: compañeros de estudio en la escuela y en el bachillerato; amigos de barrio, primos y conocidos de la infancia y adolescencia... muchas personas de Herbalife y de Facebook, incluso algunos compañeros de la carrera en mis primeros años, por allá en 2006; no obstante, afirmo -sin temor a equivocarme- que ustedes han marcado la diferencia... que han sido parte importante de la persona que hoy soy y que seguramente continuarán en el camino por muchos años más...
Quisiera mencionarlos uno por uno y caracterizarlos, pero no tengo tiempo,el almuerzo ya es en 45 minutos, esa esa una tarea que haré un por uno...
Gracias todo su aprecio, cariño, afecto y  amistad.
Por último, quiero compartirles un poema que definitivamente me ha marcado y que es dirección en mi búsqueda personal.
"Por un extraño poder inmortal,
todas las cosas,
cercanas o lejanas,
están ligadas entre sí;
así que no pretendas…
arrancar una flor
sin perturbar las estrellas". Francis Thomson


miércoles, julio 23, 2014

LA MISA HA TERMINADO DE GUSTAVO ÁLVAREZ GARDEAZÁBAL


Luis Fernando Gil Monsalve[1]
Historiador
Cronista de de los periódicos EPICENTRO y LA CALLE, 
las revistas EGOCITY MAGAZINE y CONEXIÓN.
Consejero de Cultura, Medellín-Colombia
lufergil1987@gmail.com


“Un libro debe hurgar en las heridas, provocarlas incluso. Un libro debe ser un peligro” Emil Ciorán



El último libro del polémico escritor vallecaucano Gustavo Álvarez Gardeazábal, La misa ha terminado (Ite missa est), está en el ojo del huracán desde su lanzamiento oficial hace poco más de tres meses, y es que desde aquel primero de febrero pasado no ha dejado una semana sin provocar escándalo y controversia. Para muestra, su provocadora e irreverente novela puntea el ápice de los libros más vendidos en el país, por más de 8 semanas consecutivas.

Aún sin leer el libro, ya se rumoraba para finales de enero, que una hecatombe de proporciones bíblicas se venía contra la Iglesia Católica; que centuria tras centuria de sodomía finalmente iba a destaparse, y que finalmente este prolífico autor se las iba a cobrar completas a la Iglesia, como lo hizo Fernando Vallejo con su  obra La puta de Babilonia. Pues bien, por las redes sociales seguí el lanzamiento de La misa desde Cartagena, ya que a pesar de ser promocionado en pleno Hay Festival, éste nunca ha invitado al autor de Cóndores no entierran todos los días; contrastando con el protocolo del evento paralelo, el escritor llegó al restaurante El portón de San Sebastián (santo patrono de los homosexuales) vestido con una colorida papayera, mientras al son de la música, hombres en zancos, malabaristas y piromaníacos que escupían llamas desfilaban ante cientos de curiosos e invitados. Muchos de los cuales recibieron uno de los más de 500 ejemplares que el novelista destinó para regalar esa noche. ¡Qué hubiera dado por estar ahí! No obstante, le escribí al autor felicitándolo por su proeza y sin conocerme, me envió a vuelta de correo un ejemplar autografiado.




Este tulueño pintó una historia de poder, amor y muerte en los escenarios más sagrados de occidente, dentro de la jerarquía eclesiástica, rompiendo tabúes y paradigmas que la Iglesia ha conservado contra todo pronóstico como misterios teologales.


Muchos colombianos estarán identificados con el lenguaje directo y sin tapujos que utiliza Gardeazábal. Llamando las cosas por su nombre, entreteje varias historias, -viajando y regresando en el tiempo a su antojo-, para presentar la vida de dos curas homosexuales que contratan un sicario, ante su incapacidad de continuar una vida con Sida, hecho histórico que escandalizó al país en 2012, de donde seguramente tomó este literato este par de personajes; la historia del Cardenal colombiano Casimiro Rangel que asciende escalones dentro de la Iglesia haciéndole sexo oral al clero alemán, y la de su compañero y apoyo y médico personal; finalmente, unida a la historia del obispo de Argentina, Antonio Viazza (¿el Papa Bergoglio?) que al contrario de Casimiro persigue dentro de su jurisdicción a todos los sacerdotes aflautados.


Hace un par de meses le pregunté a un amigo seminarista sí era cierto que el 50% de los curas eran homosexuales, éste sorprendido me relacionó: ¡Hum! Luisfer, por ahí pasó la cuenta… yo diría que el 80%...

Finalmente, para no dañarles el final de la historia, les invito a leer el libro, para que se enteren cómo en un universo paralelo un Cardenal colombiano logró traer al Señor de los Milagros de Buga al Papa Benedicto XVI y cómo se perfiló para ser el primer Papa colombiano, y su trágico final. Sólo les cuento que desde que leía Harry Potter y El Señor de los anillos a mis catorce años no me leía una obra tan asiduamente, la que terminé en un par de días.


Esta obra publicada cuidadosamente por Ediciones UNAULA la dedicó el literato así: “A la memoria de Fernando Molano, el gran escritor que iba a tener este país”, autor reconocido por escribir Un beso de Dick  y de forma póstuma Vista desde una acera, dos textos homoeróticos de la realidad colombiana.

Para el autor es destacable el hecho de que algunas universidades están usando su obra para investigaciones, como la Luis Amigó y aparte de los muchos reportajes en toda suerte de periódicos y publicaciones su misa ha sido embrión para otros libros como La misa de Gardeazábal ¿genialidad o blasfemia?, por Joan Manuel Largo, historiador que hizo el comentario de contraportada: “Desde los días de la hegemonía del culto católico, el libro nos trae hasta hoy,, donde el impulso vital de muchos siervos de dios no es la vocación sino el goce del cuerpo. Quienes puedan leer el libro (aquellos que lleguen a la última página sin el deseo de armar una hoguera y arrojarlo allí) no podrán negar su rigor. La novela es un retrato exacto y atrevido, mordaz y sincero: sólo la muerte purifica el pecado.”









[1] Ganador del Concurso Leamos la Ciencia para Todos, 2004-2006, del Fondo de Cultura Económica, Categoría Reseña Crítica.

domingo, julio 20, 2014

La ladrona de libros

 “Un libro debe hurgar en las heridas, provocarlas incluso; un libro debe ser un peligro” Emil Ciorán




Tanto el libro como la película “La ladrona de libros” inicia y termina con una narradora muy peculiar, una voz que en ocasiones simula omnipresencia y potestad absoluta sobre la vida y la muerte; tuve que verla dos veces, prestándole más atención, para enterarme que no era Dios sino que era el Ángel de la Muerte quien se encariñó con la vida de algunos de sus sometidos.
Esta obra maestra de la sensibilidad humana inicia la película con una vos que habla desde la oscuridad, mientras se va aclarando el cielo lleno de nubes hermosas nos habla casi al oído, con una confianza como sí nos conociera, diciéndonos: “Usted va a morir… es una realidad, por más que intente evadirlo… así que mi consejo –para cuando llegue el momento- es: No se alarme”. Esta misma voz cierra la película.

CONTEXTO

El contexto histórico de la trama dura aproximadamente 8 años.  Desde febrero de 1938, día en que Liesel, la protagonista abandona el tren en el que llega con su madre, con su hermano muerto a su nueva familia y el fin de la segunda guerra mundial, en 1945 cuando Alemania es invadida por Estados Unidos.

Aunque la guerra no es el centro de la historia, es imposible aislar la cinta de los sucesos durante la segunda guerra mundial. Una Alemania fortalecida con un nazismo desbordante y creciente. Un pueblo fuerte que está a punto de invadir a Rusia, según la escena en la que Max, un judío que protege su nueva familia, puede leer el periódico y se entera de las noticias.

El director de la cinta, junto con su equipo de montaje, arte y fotografía, elabora su ópera prima con mucho cuidado, teniendo en cuenta  los detalles históricos como La Noche de los vidrios rotos, en Noviembre de 1938, donde más de 1000 sinagogas fueron quemadas, más de 7000 negocios de los judíos saqueados y se calculan unos 30.000 judíos arrestados solo por el delito de ser judíos; y creando una escena de contrastes apabullantes que inicia con un coro bello y organizado, que canta un himno en honor a Hitler y al nazismo, mientras que los vidrios de las calles alrededor se vuelven añicos y las dos escenas se mezclan con gran elocuencia.

ARGUMENTO

Según las críticas el guion para este película se trabajó muy de cerca con el escritor del libro, para que fuera exacto y ajustado a lo que pretendía el escritor australiano Markus Zusak, quién lo publicó en 2005 y en 2009 estaba por más de 105 semanas en la lista best seller del New York Times.

Esta jovencita descubre el amor a los libros desde que su padre le enseña a leer. El argumento cinematográfico le da mucha importancia a ciertos diálogos que son fuertes y abrumadores, puestos en el momento correcto, con el objetivo de ponernos a pensar. Inicialmente, la esposa del alcalde donde vive le presta su biblioteca personal y ella descubre todo un mundo de palabras, significados y pasiones en sus libros, cuando se le niega el acceso a esa biblioteca, se le ocurre tomarlos prestados y se convierte en una cleptómana intelectual y sabia.

En abril de 1939, en el cumpleaños de Hitler, fiesta nacional alemana, se hace una pila de varios metros de libros, la cual es incinerada mientras se canta, se gritan vivas a la Nación, a su Führer y al final de la hoguera de libros, Liesel recupera un ejemplar de El hombre invisible de H. G. Wells, escritor inglés, que se vuelve su tesoro, junto con lo único que le quedó de su hermano que era un libro llamado Manual del Sepulturero.



EL GUIÓN

Los diálogos son de una riqueza exquisita, ya dije que son usados en los momentos exactos durante el hilo conductor de la trama, y se convierten en un arma poderosa:

“Una persona sólo es tan buena como su palabra”.

“Fue mi culpa que Max esté enfermo, porque yo fui la que tuve la idea de entrar nieve a su sótano… ¿por qué lo hicimos? Su padre le responde: Porque teníamos que hacerlo”.

Morimos de hambre y tú robando libros” Le dice Rudy Steiner, su níveo amor y mejor amigo, añadiendo: “¿Se te ocurrió mirar en la cocina?

“La memoria es el escribano del alma” Aristóteles.

“¿Qué fue lo que hizo? Le recordó a las personas sobre su humanidad”.

“¡No me has perdido Liesel! Le dice Max, el judío que protegían en el sótano, enfatizando: “Siempre podrás encontrarme en tus palabras… Ahí es donde viviré”.



ARTE Y FOTOGRAFÍA

Esta película es capaz de sacarle lágrimas a cualquier ser humano, que se deje tocar su corazón. Más allá de la historia o del hecho de entretener, la fotografía y el arte se conjuga con la música para tocar las fibras del alma y sentir el dolor ajeno como si fuera propio.


Cualquier persona puede identificarse fácilmente con sus personajes. Los encuadres y emplazamientos son correctos, a mi forma de ver, sin ser crítico profesional de cine, la iluminación y los paisajes son de gran belleza y el ambiente es muy artístico.

lunes, junio 16, 2014

Última Reseña

Hola!
Les comparto mi última reseña crítica, publicada en Ego City Magazine esta semana páginas 24 y 25, sobre la polémica novela de Gardeazábal, La misa ha terminado:

http://www.egocitymgz.com/revista/edicion2/revista-4.html

Saludos

domingo, junio 08, 2014

Breve comentario sobre Áddelos Magnomé y la pirámide solar

QUERIDOS AMIGOS, LECTORES E INTERESADOS EN MI OBRA:
Esta novela que escribí hace más de 10 años se publica en el segundo semestre de 2014.
Les comparto, a modo de  reseña o comentario, las palabras de un gran lector e historiador colombiano:


Para comenzar hay que decir que yo conozco muy poco (más bien nada) acerca del tipo de literatura donde muchos podrían ubicar tu novela. Quizás "Literatura fantástica". Sin embargo el gran aprecio que tengo por ti me ha llevado a tomarme el atrevimiento de hacer un pequeño comentario sobre ésta historia que me parece sumamente interesante y bellamente tejida.

Los acontecimientos, en Áddelos Magnomé y la Pirámide Solar, se suceden con una rapidez increíble; nos encontramos en la primera página a un chico de catorce años triste y desconcertado, y apenas unos cuantos párrafos más adelante lo vemos metido en un viaje de aventura para que le sea encomendada una gran misión. Lo importante es que esa velocidad con que transcurre la historia le da una gran versatilidad a lo que se cuenta, de modo que en un abrir y cerrar de ojos se encuentra uno sumergido en la sorpresa del protagonista en su descubrimiento de un nuevo mundo.

Áddelos no es un chico cualquiera, es uno que habita nuestro país, que conoce los olores, paisajes, animales y plantas que se esconden tras la palabra Colombia. Ese, creo yo, puede ser uno de los grandes méritos del libro: ser capaz de tratar un tema fantástico pero aterrizándolo a una experiencia concreta, mostrándolos que lo universal toma nuevas dimensiones y significados al pasarlos por el filtro de una experiencia concreta. Eso se puede ver en la pág. 44 donde he encontrado una de las mejores descripciones de un desayuno colombiano, con aguapanela y chocolate, con arepa, esa "masa de maíz, que se cocinaba y luego amasaba sobre una brasa o fogón" (p. 44). Es decir todo ese colorido de una mesa latinoamericana frente a la palidez insípida de unos cereales y un jugo de naranja.

En las descripciones del mundo que poco a poco descubrimos con el asombro del personaje principal, brilla una pura y acertada manera de entender la realidad. Áddelos no entiende como algunas personas buscan destruir ese mundo que apenas empieza a conocer para reemplazarlo con unas "máquinas estridentes" de las que ya conoce en su antiguo mundo, unas máquinas "insensibles a la belleza, a los sueños, a la poesía eterna que fluye del mundo, al misterio que nos espera detrás de cada objeto, incluso de un grano de arena" (p. 75).

A pasos gigantes el protagonista deja de ser un simple novato, para apersonarse de sus atributos y poner en evidencia que se le han dado dones gigantescos para una misión de igual tamaño. Las descripciones, emocionadas y originales, van atrapando al lector, que luego de unos cuantos acontecimientos se percata de la exacta mirada de Áddelos, quien en su joven inteligencia ya "imaginaba que como mínimo mil de las estrellas que existían ya se habían borrado" (p. 133).

Hubiera deseado leer este libro unos años atrás, pues considero que es de esas lecturas que marcan al lector que apenas empieza su camino. Reitero que me parece absolutamente increíble que un autor de 14 años haya podido construir tremendo universo de fantasía.

Espero verte pronto para charlar.

Mil gracias por dejarme conocer tu trabajo.

Joan Manuel Largo
Historiador, Universidad del Valle


AQUÍ PUEDES LEER EL PRIMER CAPÍTULO DEL LIBRO:

AQUÍ!

jueves, mayo 29, 2014

El escritor como productor de nuevas ideas en el subconsciente colectivo de Colombia

por Luis Fernando Gil Monsalve - Historiador
lufergil1987@gmail.com

En Suramérica hay mucho por aprender, a diferencia de los europeos y de los norteamericanos, los escritores suramericanos (excepción Argentina) no suelen leerse entre ellos, pero muchos sí se atacan y se odian.


“Un libro debe hurgar en las heridas, provocarlas incluso. Un libro debe ser un peligro”
Emil Ciorán

¿Escribir libros para un pueblo que no lee? ¿Cuál es el papel del escritor en Colombia? ¿Para qué escribe alguien en Latinoamérica que no aspira ser leído por su pueblo?

Las últimas estadísticas publicadas por el DANE informan que cada colombiano lee en promedio por año 1.9 libros, es decir, no alcanza a completar un libro cada seis meses. Los canadienses leen más de 24 libros por año. Países como Holanda y Suecia encabezan los listados a nivel mundial, unos 36 libros por año.

¿Qué tenemos que aprender los colombianos de estos pueblos? Ayer en las redes sociales preguntaban que cómo querían que leyéramos sí cuesta menos una botella de ron que un libro. En algunos casos es cierto, pero la razón natural enseña que invertimos el dinero en lo que nos interesa, y priorizamos en las cosas que nos parecen importantes; se trata entonces, de pensar qué cosas son importantes para los países que tienen la estabilidad social, política y económica que anhelamos y emular sus decisiones.

Colombia está negociando con las FARC, en Cuba - por enésima vez -, un tratado que ponga fin a un conflicto que la ha desangrado por más de 50 años; sin embargo, es un país que pretende cambiar su pasado violento, pero sin cambiar las formas como comúnmente actúa ni su mentalidad. Así, un cambio real es imposible.

Refiriéndose a ésta clase de actitud en la vida, Einstein decía que la locura es hacer siempre lo mismo, esperando resultados diferentes. No obstante, entre el 30 al 50% de los tratados de paz son efectivos y duraderos. ¿Será que es importante invertir en libros que modifiquen la forma de resolver conflictos entre los colombianos?

Sabemos además que la mentalidad no se cambia de una generación a otra, se requieren más colectivos de escritores que afecten el inconsciente colectivo de la Nación.

Cada ser humano procesa por día unos 65 mil pensamientos. La mayoría de ellos son repetitivos y funcionan automáticamente. Por lo tanto, si la persona no lee a menudo sobre diferentes temas, sus actos serán casi siempre los mismos. Esperar otra cosa, es como pedirle peras al olmo. Por ejemplo, en la pasada Feria Internacional del Libro de Bogotá, donde Brasil fue el país invitado, los géneros más leídos fueron la novela y el género de superación personal. ¿Será por eso que algunos colombianos viven en el limbo?

En Suramérica hay mucho por aprender, a diferencia de los europeos y de los norteamericanos, los escritores suramericanos (excepción Argentina) no suelen leerse entre ellos, pero muchos sí se atacan y se odian; olvidando que al igual que la evolución se da en grupos, para que nuestra patria progrese debe haber un apoyo intelectual y cultural de conjunto. Sin embargo, en la segunda ciudad en importancia de Colombia, Medellín, se promociona cada año la “Fiesta del Libro y la Cultura”, por lo general en Septiembre, allí se reúnen miles de lectores con sus autores favoritos de todo el mundo, las editoriales más grandes de la región ofrecen libros con descuento y paulatinamente se hace el cambio.

Para finalizar, la literatura antioqueña es la más contestataria de América Latina, empezando por el trashumante poeta Porfirio Barba Jacob que se atrevió a ser diferente y recorrió Centroamérica, México y muchos lugares del país, conociendo otros puntos de vista distintos al propio. En su Canción de la vida profunda nos muestra que hay días para ser fértiles, sórdidos, plácidos, lúbricos, lúgubres y que finalmente hay un día para el cambio. La vida colectiva de un país también es cíclica, y al igual que la naturaleza que tiene sus estaciones, Colombia le da la bienvenida a una primavera permanente pues ya ha tenido suficientes otoños, veranos e inviernos.

___________________________
1. Luis Fernando Gil Monsalve. Ganador del Concurso Leamos la Ciencia para Todos, 2004-2006, del Fondo de Cultura Económica, Categoría Reseña Crítica. Cronista de EPICENTRO.  Consejero de Cultura, Medellín-Colombia-Suramérica
 

2. DANE: Departamento Administrativo Nacional de Estadística. 2013. 
http://www.eltiempo.com/vida-de-hoy/educacion/ARTICULO-WEB-NEW_NOTA_INTERIOR-12760927.html
También en: (Universidad de Antioquia)
http://www.udea.edu.co/portal/page/portal/bActualidad/Principal_UdeA/UdeANoticias/Opinion/El%20escritor%20como%20productor%20de%20nuevas%20ideas%20en%20el%20subconsciente%20colectivo%20de%20Colombia

viernes, mayo 23, 2014

Sobre La misa ha terminado, de Gustavo Álvarez Gardeazábal!

Que nadie vuelva a creerse dueño de la verdad

"Tan sólo no me acostumbro a la vulgaridad con que este mundo le manda a los perseguidos sus zarpazos de perro ciego"
                                                                                                                                                           Fernando Molano, Vista desde una acera

El primero de febrero a las ocho de la noche en Cartagena de Indias, Gustavo Álvarez Gardeazábal hizo el lanzamiento de su nueva novela La Misa ha terminado (Ite missa est). Lo hizo de modo paralelo al Hay Festival, un evento al que nunca ha sido invitado ya que, como el mismo afirma: toda la vida ha sido un escritor vetado. Con todo ese acartonamiento y esterilidad del Hay Festival, la presentación del libro de Gardeazábal hizo un gran contraste: el escritor llegó desfilando con una papayera, hombres en zancos, malabaristas, y hasta hombres que escupían fuego. Para muchos ésta es la constatación de que el autor de la insuperable Cóndores no entierran todos los días ha regresado a la literatura.

Antes del lanzamiento se pudieron leer varias manifestaciones acerca del libro; algunas muy emotivas, otras bastante preocupadas. Después de numerosos libros escritos por Gardeazábal, donde se aborda desde la violencia partidista de los años cuarenta y cincuenta del siglo XX, hasta el fenómeno paramilitar de las últimas décadas, la oportunidad, esta vez, fue para la Iglesia Católica. Armado de su contundencia de narrador, del desparpajo de su prosa pantagruélica, de su halo de iluminado que lo acompaña desde que trabaja como periodista, el gran novelista vallecaucano quiso retratar una historia de amor, poder y muerte, en los escenarios poco concurridos de la cotidianidad de la jerarquía eclesiástica. Esta nueva novela, que se publica con el sello editorial de la Universidad Autónoma Latinoamericana de Medellín, en una muy cuidada y bella edición, nos recuerda la fuerza casi demente de libros tan gratos como El Bazar de los Idiotas y El Divino, en las que el autor hilvanaba unas historias sorprendentes entrecruzando miradas, decires y posturas. Algunos llamarían a esa magia narrativa Polifonía: el narrador de tercera persona cede su voz al que dice yo, y hasta hay espacios para cartas y epístolas, donde el autor defiende su entramado de ficción.

¿Ficción? Cómo hablar simplemente de ficción frente a la obra de un autor que le enseñó a sus lectores a buscar nombres propios y lugares reales en la urdimbre de su escritura. El país, sus figuras y sus más importantes momentos han desfilado por las novelas de Gardeazábal: Pepe BotellasEl titiriteroComandante Paraíso. Entonces delimitar esa línea odiosa que separa realidad y ficción es una labor difícil y banal para la obra del escritor de Tuluá; él no ha tenido que subir a la estratósfera y abstraerse de la historia del país y la región para escribir sus libros, todo lo contrario: ha sido un observador agudo y tenaz del aparatoso desarrollo de nuestra sociedad, y ha logrado retratar de esa manera firmes y singulares explicaciones para el caos en que vivimos.

La Misa ha terminado empieza su periplo con la descripción del personaje central, Martín Ramírez, que “Más parecía un langaruto famélico de las tierras desérticas del África, que el hijo de la robusta señora Urrea, quien cuando lo cogió entre sus brazos después del parto, vaticinó su futuro: ‘este muchachito parece completado con orines’”. Y desde ahí, desde la primera página, encontramos un lenguaje que caracteriza la escritura del autor; una narración sin tapujos que revela los pensamientos, resabiados y virtuosos, de los colombianos. Muchos preferirían un lenguaje adornado y artificial, decires y diálogos de melodrama televisivo, recursos prosaicamente rimbombantes al mejor estilo de Vargas Vila. Pero no, este escritor -que según muchas señoras “no respeta a nada ni a nadie”- siempre ha preferido llamar a las cosas por su nombre, escarbar en las vetas de la sabiduría popular para retratarnos como lo que realmente somos.

Van apareciendo en seguida otros personajes como Rogelio Briceño, un muchacho del campo que resulta viviendo en la casa de su próspero tío en Tuluá para estudiar con los salesianos; Casimiro Rangel, un aspirante a obispo, de carrera efervescente y una influencia desbordante parapetada en sus dones y atributos entre sábanas; Antonio Viazzo, un argentino austero y con principios inquebrantables que quiere librar a la Iglesia del pecado contra natura así como Cristo sacó a los mercaderes del templo, a latigazos. Y uno ante descripciones tan particulares, no puede imaginarse de entrada que todos estos hombres terminen luego siendo las cabezas de esa hidra olorosa a incienso que ha sido la Iglesia Católica, apostólica y romana.

Junto a los desplazamientos y transformaciones de estos personajes una voz, la del autor, acompaña al lector en una revisión sesuda y generosa del culto católico. Pero no es un renegar mezquino, como esperarían muchos, sino un retrato complejo y justo. Reminiscencias de los tiempos donde el culto dominical era ineluctable, y exigía toda su parafernalia de latín y ceremonias, de sotanas y misas donde el sacerdote daba la espalda a los feligreses. Cuando había que comulgar y confesarse para obtener la salvación, cuando la que imperaba era la moral del pecado y “Había que amargarse para recibir el premio de la gloria eterna al final de la vida”.

Martín Ramírez, sin muchas razones, decide matricularse en el seminario de Palmira para hacerse sacerdote, desde luego que no es la vocación ni su amor a Cristo el que lo conducen, más bien lo acompaña una turbulenta pasión sexual. Rogelio se enamora de Martín, y es impulsado por ese desaforado deseo que también termina metido en un seminario. Casimiro escala rápidamente en la jerarquía de la Iglesia, pero no lo hace por su fe y entrega a Dios, sino por las ansias de poder, valiéndose del placer que les puede proporcionar a otros jerarcas católicos, siempre de más edad y más altura en el poder. Acostándose con los obispos y cardenales que más le convienen, este hombre se llena de poder, y cumple su sueño de llegar a ser cardenal. Sin embargo, en los años finales de su vida se enamora de un estudiante de medicina, que también apelará al placer sexual como herramienta para sobresalir en la vida. Cómo se puede ver no es la vocación religiosa lo que mueve a estos hombres, si no su desbordado apetito sexual. El opuesto a estos ejemplos de la perdición, para los católicos observantes, es Antonio Viazzo, que de modo paralelo a los sacerdotes homosexuales emprende toda una campaña para extirpar de la iglesia este nefasto vicio, o como dice el autor: acabar con toda la “mariconería”.

En su espectacular y efervescente subida Casimiro logra traer al papa a la ciudad de Buga. Para esto se vale del apoyo de Martín y Rogelio y otro personaje, El Demente: un alucinado que conoce al dedillo los intríngulis de las tantas profecías sobre el final del mundo y la perdición de la Iglesia. Después del éxito de la visita papal, Martín y Rogelio son ordenados como curas, aun cuando les faltaba una parte de sus estudios; desde entonces Martín Ramírez se desboca, y de orgía en orgía va a lograr que su espectacular escalada se convierta en una tragedia. Martín y Rogelio, van a morir de amor, enfermos pero rebosantes de afecto deciden ponerle final a su existencia de un modo que nadie pudiera imaginarse y que le costaría a la Iglesia uno de sus más terribles (pero también mejor disimulados) escándalos. También el cardenal Casimiro se verá obligado a abandonar sus ambiciones y goces, y aceptar, como sus discípulos afeminados que “sólo la muerte purifica el pecado”.

Esta novela, esta nueva novela, ha confirmado que uno de los mejores escritores colombianos, el único que pudo sobrevivir a la sobreestimación y obnubilación que en su momento causó García Márquez, sigue tan vigente como siempre. Que sus intentos de cambiar la vida política del país, que para muchos críticos constituyeron su fracaso en el mundo de las letras, no son tales. Gardeazábal fue alcalde de su ciudad dos veces, cuando apenas se estrenó la elección popular de alcaldes, y así mismo llegó a ser el gobernador del Valle del Cauca, región que conoce como ningún otro; así pudo demostrar que conocía el arte del poder, que las críticas en sus novelas no eran simples elucubraciones intelectuales, sino la fiel y estructurada explicación de una realidad que para muchos sigue siendo apabullante. Cómo demostró que haciendo política podía llevarse la imaginación al poder, que era posible y conveniente y renovador el sueño de un novelista dirigiendo a su país, las élites de este país lo atajaron y le cerraron el paso. Por eso no es una frustración que este escritor haya sido perseguido y azotado por la mezquindad de muchos en este país, que nunca lo aceptaron como escritor -por no repetir los modos y mantener su propio estilo- y jamás quisieron creer en su pericia para hacer política -porque era escritor-. No es una frustración porque este libro nos revela, una vez más, su ingenio y su fuerza.

La Misa de Gardeazábal no es el libro para vender así como se venden los actuales escritores del país, tampoco para hacer esos descoloridos eventos intelectuales donde el esquematismo artrítico, de los que dicen que se lee y que no en este país, se convierte en sinónimo del ego y el clientelismo. El de Gardeazábal es el libro de un iconoclasta, de un crítico aguerrido que se ha empeñado en que su literatura no sea una cuestión de frases, sino de actitudes. La Misa ha terminado es el ejemplo divertido e inteligente de una lucha contra el dogmatismo en todas sus manifestaciones. Una historia escrita para que nadie vuelva a creerse dueño de la verdad.

Joan Manuel Largo, Historiador



Primera vez que publico en el blog un artículo o escrito no propio, sino de un amigo, ¿pero qué hago sí comparto todas sus palabras y mejor no lo puedo hacer?

jueves, abril 10, 2014

ENCUESTA

Necesito de su ayuda, estoy haciendo una corta encuesta para decidirme cuál será mi primer libro publicado este año: una novela, un libro de cuentos o una antología de crónicas y relatos.
Sólo entras al blog y votas.
Quedan 39 días para mi cumpleaños, ese es el Plazo Máximo par hacerme el regalo.
GRACIAS!
http://luisfdogil.blogspot.com/

lunes, abril 07, 2014

GEOGRAFÍA GENERAL
SALIDA DE CAMPO A RIO CLARO
LUIS FERNANDO GIL MONSALVE
C.C. XYZ
DOCENTE: MÓNICA ZULETA

“Veni, vidi, vici “ Julio César, año 47 a.C.

Tenía muchas expectativas para esta salida de campo, ya que a diferencia de otras previas del curso ésta era de dos días, incluyendo amanecida en la reserva Rio Claro, del municipio de Puerto Triunfo, ubicado en la subregión del Magdalena Medio antioqueño. Fue mi segunda visita a tal reserva. No obstante, la primera vez hace unos 3 años, mientras pasaba un invierno existencial no fue de mi agrado, aparte del hecho de que llovió apoteósicamente esa vez, y por tal razón, adicionado al precio del hospedaje para particulares, en ese entonces, más bien nos hospedamos kilómetros más allá.

Salimos el jueves 27 de febrero de 2014 un poco tarde, ya que la cita fue a las 8 a.m. hora colombiano, es decir, muy diferente a la inglesa o europea. Sin embargo, viajamos alegres y expectantes por lo que significa reconocer el territorio, apropiarse de la geografía, hacer salidas de campo e investigar la geografía, aplicando los conocimientos del curso. La primera parada la hicimos en un sitio cercano a la carretera para observar una roca gigante, desprendida  de la montaña, que se rompía muy fácil al tacto, a los golpes y tenía puntos negros y blancos en su composición. En total fueron 180 kilómetros recorridos en unas 4 horas, lo bueno fue que hubo paradas para hacer más cómodo el viaje.


Mientras veíamos la roca me llamó la atención esta máquina simple para procesar el café. En una zona que no es reconocida como gran productora de este grano en el país, contrario al eje cafetero o al suroeste antioqueño.
   


En la parada que hicimos para desayunar nos encontramos con toda una tradición religiosa que envuelve al país, como son las vírgenes puestas en sitios estratégicos de los paraderos como ésta que estaba al lado del baño de mujeres, me imagino que es la Virgen del Carmen, protectora de los camioneros, pero no sé por qué se me parece a María Auxiliadora. ¿Cuál de las dos será? Al fondo del paradero hay un valle que se extiende lejos denotando vegetación característica de tal geografía. Percibimos evidentemente que la temperatura promedio en tal sitio ha aumentado como lo vimos en el curso, ya que hemos bajado aproximadamente 1000 metros de altura. Muchos árboles y animales son endémicos de la región.



Nos han dicho que la alimentación de la reserva forestal ha cambiado favorablemente en los últimos días. ¡Júzguenlo ustedes! El refugio de la reserva Rio Claro, un kilómetro adentro, sumergido en las espesuras de esta selva, es una construcción amigable con el medio ambiente que permite estar en una simbiosis colectiva con el entorno que no he visto en otros sitios del país o del mundo. Definitivamente recomendado para todo aquel que quiera tener una aventura diferente en una selva virgen con muchos atractivos y quizás alejarse de la monotonía de la ciudad.
  


A pesar de que las últimas cifras de la ONU dicen que ya el 52% [1]de la población mundial es urbana, Colombia se da el lujo de tener sitios con bosque virgen y con una geografía característica única, propia del piso térmico que visitamos y con una especie de humedad en el aire, que hacía difícil respirar a veces, a unas compañeras del curso.
Su nombre lo da el Río Claro, nacido en Argelia-Antioquia, municipio del oriente antioqueño. Cuando llegamos estaba bajando muy crecido y poco transparente debido a la intensa lluvia del día anterior. Este río es rico en carbonato de calcio de origen marino que ascendió en el cretácico. Nos dimos cuenta que muchas de estas bellas formaciones fueron hace milenios grandes cuevas formadas por la corriente fluvial que con tanto correr perdieron su techo, dejando mármol en la reserva en grandes cantidades, que varias multinacionales y empresas colombianas explotan día a día. Razón tenía Heráclito cuando afirmó: “no podemos bañarnos en el mismo rio porque siempre corren aguas nuevas”.  En algún sentido presagió que varios compañeros se quedaron antojados de bañarse en el río Claro o en el río de dormilón de San Luis, que no iban a poder llevar a feliz término su deseo.
Cada cual llevó el almuerzo de ese día, incluso unos compraron al desayuno su comida. Almorzamos allí y nos asignaron las habitaciones con mucho cuidado, bajo la supervisión de la profesora.
Esa tarde presenciamos un hecho difícil de olvidar. Un camión del refugio nos recogió a todos como en una especie de juego de rol, portando cascos amarillos de esos que se usan para trabajar en construcciones.


Caminamos por una preciosa quebrada entre exótica naturaleza casi que en fila india. Las piedras del fondo brillaban e incluso unos pequeños peces se veían a diestra y siniestra. Palmas de inigualable hermosura eran endémicas de esta región. Sus hojas con colores verdes de todas las tonalidades se mecían a nuestro paso como atentos a cualquier sonido. Una gran alegría nos embargaba, nos hacía sentir realmente Uno con nuestro entorno. La geografía del hábitat que nos acogía enviaba constantemente a nuestros cerebros información que procesábamos en un estado de profunda comunión con la naturaleza. Absortos estábamos mientras nos aproximábamos al gran cañón de caliza, calcio y mármol que abría sus fauces como para engullirnos.  
La caverna “El Cóndor” nos miraba expectante. Dos guías, coterráneos de la zona, nos dieron instrucciones claras y precisas para ingresar al sitio, como ir en fila india, caminar despacio y tranquilos, portar en todo momento el caso y el tapabocas -que olvidé- y enfáticamente no alumbrar con las linternas a los guácharos que volaban sobre nuestras cabezas produciendo sonidos extraños como de gato. Nos informaron que podían medir hasta el metro con sus alas estiradas y que eran muy grandes y pesados. Endémicos de Suramérica son aves nocturnas que tienen unos vellitos como los de los felinos en sus rostros, herramientas precisas como las de los murciélagos para ubicarse con infrarojos en la oscuridad.
Fue una experiencia única e inolvidable. Caminamos con cuidado siguiendo la corriente unos 300-400 mts. al interior de la cueva. Persiguiendo paredes lisas, otras con entradas y salidas pronunciadas y vadeando pozos profundos cargados de agua y heces de los guácharos. Sobre nuestras cabezas unos ruidos extraños nos protegían. Al llegar a un amplio vientre muy profundo en la tierra hicimos el ejercicio de apagar todos las linternas, no comunicarnos con nadie durante 5 minutos y tampoco tener contacto físico con los compañeros. Realmente sentí que había bajado al averno y que lo peor era que me iba a quedar ahí una eternidad.  El tiempo del ejercicio se me hizo eterno. Por momentos pensaba que estaba solo con esta multitud de animales feroces y escandalosos sobre mi cabeza, que incluso afinaron y seguido, aplacaron sus ronroneos en total oscuridad. Traté de calmarme imaginándome lógicamente que ahí estaban sentados también mis compañeros de curso, los guías y la profesora, pero al ver que nada que hablábamos ni prendían las luces, la adrenalina me empezó a controlar. Me sentí poseído por la dama de los cabellos ardientes, como lo hacía Porfirio Barba Jacob, relatado por Fernando Vallejo en El Mensajero. Un miedo profundo al encierro, a la claustrofobia me dominaba. No podía entender por qué mis compañeros estaban tan juiciosos con el ejercicio y habían accedido a no hablar, a no tocarse y a no encender sus linternas. Asustado y extrañado como estaba, perdí la noción del tiempo y por unos segundos que parecieron eternos sentí que estaba paranoico. Mi corazón bombeaba sangre rapidísimo y algunos comentarios de los guías, cuando nos advirtieron del cuidado a tener me parecieron como actuados, como premeditados, como sí todos hubieran ayudado a encerrarme, me dio rabia y empecé a sudar frío y a temblar. El reloj seguía corriendo a una velocidad prolongada. Sentía que al agua corría copiosamente a mis pies y cientos de enormes monstruos aletiaban sobre mi cabeza, prontos a golpearme y a atacarme. Estaba solo en las profundidades de la tierra y descubrí cómo sería el infierno: sentirse así toda la eternidad, sin contacto con otra mente, con otro ser; perdido en la locura de los propios pensamientos. Un espacio ancho dentro de la cueva me recordó las lecturas de Julio Verne en Viaje al Centro del Planeta. Estaba sentado sobre una roca, estiraba los pies, los ponía sobre el silicio, los doblaba, hacía carrizo, los abrazaba con mis manos, y nada me hacía sentir cómodo. Rompiendo el acuerdo inicial de no tocar a nadie bajé mi mano derecha para comprobar sí estaba solo. Una compañera que no recuerdo gritó al sentir mi mano pero yo reviví. Rápidamente un barullo humano, aparte del de los guácharos se inició y algunas luces se encendieron. Respiré profundo y me alegré al sentir que había nacido de nuevo. Ascendimos en fila india por la misma garganta en que minutos antes nos sumergimos y fue espectacular ver imágenes como las siguientes.
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Llegamos al refugio. Nos bañamos pues la contaminación de estos animales era mucha. Me puse ropa limpia y seca y luego de cenar salí con un compañero a caminar por la reserva. La profesora había acertado al decir en la mañana que iba a llover. A pesar de correr mucho desde la autopista no logramos llegar a nuestros cuartos a tiempo, pues escurríamos de pies a cabeza. El agua nos chorreaba por el rostro, por las gafas, por el cabello, en fin.
Al otro día visitamos San Luis. Nos levantamos para desayunar a las 7, aunque todos no estuvimos listos así que desayunamos más tarde. Caminamos por un sendero ecológico rodeado de exuberante y tropical belleza: fauna y flora única y propia de este mágico lugar. Unas cuevas con estalactitas y estalagmitas formadas hace miles de años nos deslumbraban.  
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                        Algunos turistas se lanzaban al río.

Al medio día nos preparamos para emigrar. Ya nos sentíamos como moradores de esas tierras. Recorrimos el pueblo, e incluso bajamos a una bañadero que los habitantes del pueblo quieren conservar como tal, pero el brillo del oro y el progreso poco a poco acaba con el patrimonio ecológico de la Nación.
Hay que volver. Solos o acompañados pero una aventura así debe repetirse. Gracias a la profesora, a la Universidad de Antioquia y al Universo que nos proveyó de tan magna experiencia.







Original que en San Luis aún siembren hierbas aromáticas, verduras, al lado de flores en la Estación de Policía.

Sorprendidos de ver las huellas imborrables del conflicto y la violencia por más de 50 años en nuestro país.

Varias veces se ha tomado la guerrilla este tranquilo y bello municipio del oriente antioqueño.

Iglesia del Municipio de San Luis.


Simpático que unas señoras evangélicas o testigas de Jehová se usufructen de una venta callejera de obleas y empanadas al lado de uno de sus mayores enemigos: las imágenes católicas, que están repartidas por toda la geografía de nuestra América y del mundo entero.



Animales extraños que nos acompañaban por todo el recorrido.

Cremas frías para refrescarse.




Al lado de la civilización, de la urbanidad, de la modernidad; conviviendo con el otro, la tradición, la vida del campo, el empuje, el espíritu paisa.





Los cultivos de pancoger, a metros de la civilización.


“Todo es relativo”, dice el vulgo y el sabio. En San Luis las hormigas tienen su microuniverso y nuestros problemas las traen sin cuidado.


Varias generaciones se sobreponen unas sobre otras. El ser humano busca su destino.



Allí en medio de la nada, en el bosque insondable y misterioso, queda las huellas de la violencia en este municipio de Antioquia. Cruces que se ubican en los sitios donde han matado cristianos, como llamaba a los seres humanos mi abuelo.

La belleza, la naturaleza, lo arcano, lo moderno, la fuerza del agua, etc.






Aquí se discute sí prima la producción económica de electricidad para esta región o sí se prioriza en conservar el Patrimonio, lo invaluable, lo espiritual para la gente de San Luis.


Lo que el agua se llevó. Lo que dejó. Lo que les pertenece como Patrimonio inmaterial a sus habitantes.



Todo fluye.








“Que tu alimento sea tu medicina y tu medicina tu alimento” Hipócrates.






  



Casi me deja el camión por irme a tomar estas últimas fotos.



Construcciones amigables con el medio ambiente






   


Les presentó al minino Misifús




Rico, típico y saludable desayuno.

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Salvando a Alberto.