“Un libro debe hurgar en las heridas, provocarlas incluso; un libro debe ser un peligro” Emil Ciorán
Tanto el libro como la película “La ladrona de
libros” inicia y termina con una narradora muy peculiar, una voz que en
ocasiones simula omnipresencia y potestad absoluta sobre la vida y la muerte;
tuve que verla dos veces, prestándole más atención, para enterarme que no era
Dios sino que era el Ángel de la Muerte quien se encariñó con la vida de
algunos de sus sometidos.
Esta obra maestra de la sensibilidad humana
inicia la película con una vos que habla desde la oscuridad, mientras se va
aclarando el cielo lleno de nubes hermosas nos habla casi al oído, con una
confianza como sí nos conociera, diciéndonos: “Usted va a morir… es una realidad, por más que intente evadirlo… así
que mi consejo –para cuando llegue el momento- es: No se alarme”. Esta
misma voz cierra la película.
CONTEXTO
El contexto histórico de la trama dura
aproximadamente 8 años. Desde febrero de
1938, día en que Liesel, la protagonista abandona el tren en el que llega con
su madre, con su hermano muerto a su nueva familia y el fin de la segunda
guerra mundial, en 1945 cuando Alemania es invadida por Estados Unidos.
Aunque la guerra no es el centro de la
historia, es imposible aislar la cinta de los sucesos durante la segunda guerra
mundial. Una Alemania fortalecida con un nazismo desbordante y creciente. Un
pueblo fuerte que está a punto de invadir a Rusia, según la escena en la que
Max, un judío que protege su nueva familia, puede leer el periódico y se entera
de las noticias.
El director de la cinta, junto con su equipo de
montaje, arte y fotografía, elabora su ópera prima con mucho cuidado, teniendo
en cuenta los detalles históricos como
La Noche de los vidrios rotos, en Noviembre de 1938, donde más de 1000
sinagogas fueron quemadas, más de 7000 negocios de los judíos saqueados y se
calculan unos 30.000 judíos arrestados solo por el delito de ser judíos; y creando
una escena de contrastes apabullantes que inicia con un coro bello y
organizado, que canta un himno en honor a Hitler y al nazismo, mientras que los
vidrios de las calles alrededor se vuelven añicos y las dos escenas se mezclan
con gran elocuencia.
ARGUMENTO
Según las críticas el guion para este
película se trabajó muy de cerca con el escritor del libro, para que fuera
exacto y ajustado a lo que pretendía el escritor australiano Markus Zusak,
quién lo publicó en 2005 y en 2009 estaba por más de 105 semanas en la lista best seller del New York Times.
Esta jovencita descubre el amor a los libros
desde que su padre le enseña a leer. El argumento cinematográfico le da mucha
importancia a ciertos diálogos que son fuertes y abrumadores, puestos en el
momento correcto, con el objetivo de ponernos a pensar. Inicialmente, la esposa
del alcalde donde vive le presta su biblioteca personal y ella descubre todo un
mundo de palabras, significados y pasiones en sus libros, cuando se le niega el
acceso a esa biblioteca, se le ocurre tomarlos prestados y se convierte en una
cleptómana intelectual y sabia.
En abril de 1939, en el cumpleaños de Hitler,
fiesta nacional alemana, se hace una pila de varios metros de libros, la cual es
incinerada mientras se canta, se gritan vivas a la Nación, a su Führer y al
final de la hoguera de libros, Liesel recupera un ejemplar de El hombre
invisible de H. G. Wells, escritor inglés, que se vuelve su tesoro, junto con
lo único que le quedó de su hermano que era un libro llamado Manual del
Sepulturero.
EL GUIÓN
Los diálogos son de una riqueza exquisita, ya
dije que son usados en los momentos exactos durante el hilo conductor de la
trama, y se convierten en un arma poderosa:
“Una persona sólo
es tan buena como su palabra”.
“Fue mi culpa que
Max esté enfermo, porque yo fui la que tuve la idea de entrar nieve a su sótano…
¿por qué lo hicimos? Su padre le responde: Porque
teníamos que hacerlo”.
“Morimos
de hambre y tú robando libros” Le dice Rudy Steiner, su níveo amor y mejor
amigo, añadiendo: “¿Se te ocurrió mirar
en la cocina?
“La memoria es el
escribano del alma”
Aristóteles.
“¿Qué fue lo que
hizo? Le recordó a las personas sobre su humanidad”.
“¡No me has
perdido Liesel! Le
dice Max, el judío que protegían en el sótano, enfatizando: “Siempre podrás encontrarme en tus palabras…
Ahí es donde viviré”.
ARTE Y FOTOGRAFÍA
Esta película es capaz de sacarle lágrimas a
cualquier ser humano, que se deje tocar su corazón. Más allá de la historia o
del hecho de entretener, la fotografía y el arte se conjuga con la música para
tocar las fibras del alma y sentir el dolor ajeno como si fuera propio.
Cualquier persona puede identificarse
fácilmente con sus personajes. Los encuadres y emplazamientos son correctos, a
mi forma de ver, sin ser crítico profesional de cine, la iluminación y los
paisajes son de gran belleza y el ambiente es muy artístico.
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